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Mitos Zona Norte de Chile

Reviews

El Tótem del Guanaco (Yestay)

Sobre el Yestay (también conocido como Yastay) existen diferentes versiones, tanto acerca de su forma como de su origen, las que a continuación te mostraremos. De acuerdo con algunas tradiciones, elYestay sería un guanaco protector de las manadas, especialmente de las vicuñas y guanacos, que resalta sobre los demás por su gran tamaño y belleza. Se cree que este animal sería el jefe de todos los demás y que tiene la particularidad de aparecer en los momentos más inesperados.Sin embargo, su apariencia no siempre es agradable de ver, porque, en ocasiones, desata toda su furia contra los cazadores mostrándose con una cabeza de demonio y lanzando lenguas de fuego por su boca. Ni siquiera las balas son capaces de derrumbarlo y, menos, la fuerza humana. No obstante, en otras oportunidades se presenta con un rostro angelical. Incluso, puede hacer las veces de guía en medio del desierto, cuando capta la bondad en quienes se aproximan de manera tranquila y pacífica a la manada.Su alimento predilecto es el cocho (harina de maíz tostado) con harina de quintitaco (algarrobo dulce).

Los que desean cazar, deben pedirle permiso al Yestay, para lo cual le dejan una ofrenda entre las piedras del cerro. Este animal protege a los cazadores pobres que atrapan animales solo para alimentarse, y castiga a los que lo hacen sin necesitarlo. En ocasiones asume la forma humana para hacer tratos con las personas.

Otra versión apunta a que es hijo de la Pachamama (madre tierra) y que por encomienda de ella debe cuidar a los animales silvestres. En muchas ocasiones se presenta como un anciano de barba blanca que lleva consigo un cetro y una flauta con la cual toca suaves y dulces melodías, logrando de esa manera amansar a las fieras.

 

El Alicanto

El Alicanto es, en esta zona del país, el sueño de muchos mineros, que esperan que algún día este personaje se les aparezca y les muestre el sendero hacia una veta de oro o plata. Se trata de un enorme pájaro, de grandes alas color metálico, pico encorvado y patas alargadas con enormes garras. Se alimenta de oro o de plata y sus alas fosforecen durante la noche. Si el animal come oro, despide destellos dorados; o argentados si su alimento fue la plata.

Las personas que lo han podido ver han dejado todo de lado por seguirlo, pues se dice que el ave se ubica en el lugar exacto de la riqueza. Pero quien sigue al alicanto repentinamente, al llegar al lugar del supuesto tesoro, el ave lo abandona, dejándolo sin agua y sin comida. Sólo una plegaria a la virgen de Punta Negra le puede mostrar el camino de regreso.

 

La Lola

La Lola es un personaje que foma parte de la mitología de una amplia zona geográfica, pues su leyenda se registra en Antofagasta, Santiago, O'Higgins y Colchagua. En la provincia de Antofagasta, en la época de los descubrimientos, fue muy conocida una bella mujer llamada Lola. Su padre vivía para cuidar a su hija y distanciarla de sus enamorados.

La Lola sembraba ilusiones y desengaños en los hombres, y mucha envidia entre las mujeres. Un día conoció a un hombre del que se enamoró, pero él amaba a otra mujer; ella, al sentirse desplazada, se transformó en una terrible celosa. Fue así como, una noche, se dirigió descalza y silenciosa a la habitación donde dormía el hombre y lo mató con un puñal. Después huyó a los cerros dando gritos y alaridos. Al tiempo regresó al poblado, víctima de la locura, solo sabiendo reír, hasta que murió. Desde entonces la Lola y su espíritu vengativo recorren los cerros.

 

Los brujos de Salamanca

Se dice que en una cueva de Salamanca, donde se aprende el arte de la brujería, viven las almas de los brujos fallecidos, quienes les entregan poderes a los que se inician en este arte. Esta cueva tiene varias entradas y están cuidadas por culebrones. Además, en este lugar se rinde homenaje a Satanás, se efectúan misas negras y se realizan las confesiones de brujos y brujas. Solo una palabra religiosa o la señal de la cruz puede disolver, rápidamente, una asamblea, y al canto del gallo, los brujos vuelven a sus casas escurriéndose por la chimenea, por el ojo de la cerradura o por alguna rendija.

Cada cierto tiempo, en la cueva se organizan fiestas a las que asisten los maestros. En ellas se usan servicios de oro y plata, pero ninguna de estas piezas puede ser sacada de la guarida, ya que en el exterior se convertirá en algo de poco valor. Cuentan que un brujo invitó a un joven a la cueva mientras se realizaba allí una fi esta y cuando nadie lo veía, este escondió una cuchara de plata en su bolsillo. En ese momento, vio que una niña se le acercaba, perdió el sentido y despertó en la plaza del pueblo. Rápidamente se llevó la mano al bolsillo buscando la pieza robada, pero sólo encontró una bolita, sin ningún valor, de las que usan los niños para jugar.

 

La Añañuca

Es una flor típica de la zona norte de nuestro país, que crece específicamente entre Copiapó (Región de Atacama) y el valle de Quilimarí (Región de Coquimbo). Pocos saben que su nombre proviene de una triste historia de amor. Cuenta la leyenda que en tiempos previos a la Independencia de Chile, en la localidad de Monte Patria, vivía Añañuca, una bella joven indígena que todos los hombres querían conquistar, pero nadie lograba. Un día llegó al pueblo un minero que andaba en busca de un tesoro. Al conocer a Añañuca, surgió el amor entre ambos, por lo que decidieron casarse.La pareja fue feliz durante un tiempo, pero una noche, el joven tuvo un sueño donde un duende le revelaba el lugar en donde se encontraba la mina que por tanto tiempo buscó. A la mañana siguiente, sin avisarle a nadie, ni siquiera a su mujer, partió a buscarla.

Añañuca, desolada, lo esperó y esperó, pero pasaban los días, las semanas, los meses y el joven minero nunca regresó. Se dice que éste habría sido víctima del espejismo de la pampa o de algún temporal, causando su desaparición y, presuntamente, su muerte. Añañuca pronto murió, producto de la gran pena de haber perdido a su amado. Fue enterrada por los pobladores en pleno valle en un día de suave lluvia. Al día siguiente, salió el sol y todos los vecinos del pueblo pudieron ver un sorprendente suceso. El lugar donde había sido enterrada la joven se cubrió por una abundante capa de flores rojas.

Desde ese momento, se asegura que esta joven se convirtió en flor, como un gesto de amor a su esposo, ya que de esta manera permanecerían siempre juntos. Así fue que se le dio a esta flor el nombre de Añañuca.

Mitos Isla de Pascua Chile

Make - Make

La vida campestre que se desarrolla en la zona central de Chile ha contribuido a la creación de mágicas historias y de seres fantásticos. Como por lo general estas historias han sido transmitidas en forma oral, la versión original se ha ido modificando a través del tiempo, pero siempre sigue representando las vivencias propias de un lugar.

 

Make-Make está representado en Isla de Pascua como el creador del mundo. El mito cuenta que Make-Make siempre miraba la Tierra que había creado, pero sentía que algo le faltaba. Un día, por casualidad, tomó una calabaza que estaba llena de agua, y al mirar dentro vio con asombro que su rostro se reflejaba en ella. Muy sorprendido por lo que había descubierto, saludó a su propia imagen y en ese preciso instante un pájaro de posó sobre su hombro. Al ver que su imagen en el agua se aparecía con un pico, alas y plumas, Make-Make tomó el reflejo y lo unió con el del pájaro, naciendo así su primogénito. Después de algún tiempo, Make-Make pensó crear a un ser a su imagen, que supiera hablar y pensar como él lo deseaba. Fue así como probó fecundar las aguas del mar, las que se poblaron de peces. Finalmente, fecundó una piedra en la que había tierra colorada, y de ella surgió el hombre. Make-Make se puso muy contento al ver que el hombre estaba formado a su imagen y semejanza, pero como encontró que se veía muy solitario, lo hizo dormir y fecundó una de sus costillas izquierdas, creando así a la mujer. Se dice que en los tiempos antiguos la tierra de Rapa Nui era muy grande, y que Uoke, el dios devastador, tenía gran poder sobre ella. Podía producir movimientos sísmicos para hundirla o levantarla cuando lo deseaba, usando para ello una palanca. Cierto día, cuando Uoke estaba divirtiéndose levantando parte de Rapa Nui, se le quebró la palanca. De esta manera, Rapa Nui quedó más abajo, y como afloraron solo las cúspides de las montañas, el continente sobresalió. Fue así como se formó esta isla, bautizada con el nombre de Te-Pito-Te-Henua o El Ombligo del Mundo.

 

Aku-Aku
Una calurosa tarde de verano en Rapa Nui, unos diablos se sacaron la ropa para dormir una siesta. En ese momento, pasó por ahí un joven llamado Takuihu, quien observó con gran asombro que los cuerpos de los diablos no tenían carne... eran solo esqueletos. Cuando ya se iba, fue sorprendido por otro diablo que estaba cerca. Este, desesperado, los despertó a gritos y les contó que un hombre los había visto sin ropa. Los diablos, por temor al ridículo en que caerían si el joven contaba lo que había visto, resolvieron matarlo.


Rápidamente dieron alcance a Takuihu y lo interrogaron sobre lo que había visto. El joven, astutamente, los convenció de que no había visto nada; entonces, lo dejaron ir, pero decidieron espiarlo para ver si mentía. Durante dos días lo vigilaron y estuvieron atentos a todos sus comentarios, pero como el isleño se había dado cuenta de estas maniobras, jamás habló del tema con otras personas. Finalmente, los diablos decidieron retirarse con la plena seguridad de que el secreto de sus cuerpos no iba a ser conocido por nadie. Cuando Takuihu se vio libre, tomó un trozo de toromiro (árbol endémico de esta isla) y talló en él la horrible figura que había quedado grabada en su memoria.

 

Así fue como se crearon las imágenes de estos diablos con forma de esqueleto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El dedo del indio patagón

La leyenda cuenta que una noche estaba un marino español reflexionando frente al monumento del navegante Hernando de Magallanes (en Punta Arenas), cuando de pronto se quedó mirando fijamente al indio patagón que complementa dicha estatua. Luego, se le ocurrió tatuarse en su pecho la figura del indígena y buscó un artista especialista que le hiciera este trabajo. El tatuaje quedó tan bien, que parecía cobrar vida a cada movimiento del marino, los ojos parecían mirar y le temblaban las mejillas. Lo que más llamaba la atención era el dedo gordo del pie, que se agitaba al moverse la piel.

 

El español, mirando su tatuaje frente al espejo, consultó mentalmente sobre si sus empresas tendrían éxito o no. De pronto, vio cómo el dedo gordo del indio se sacudió afirmativamente. Feliz con la respuesta, se dirigió al puerto a embarcarse. Al pasar por el monumento, se detuvo junto a la figura del indio, y golpeándose el pecho, dijo: "Aquí te llevo, amigo". Quiero ser tan fuerte como tú, y que no me entren balas. Luego, cogió el dedo gordo del pie y le dio un gran beso, diciendo: "Ayúdame, dame suerte" Meses después, el marino regresó a Punta Arenas, radiante de alegría y contaba lo bien que le había ido.Así fue como nació la costumbre de que quienes pasan frente a la estatua tocan el dedo del pie del indio, pidiendo protección y ayuda. Y que los viajeros deben besarlo y pedirle un pronto regreso a la zona.

 

La ciudad de los Césares

Se dice que en el sur del país, en algún lugar no precisado de la cordillera de los Andes y junto a un lago, existiría una ciudad encantada y de gran fastuosidad. Esta estaría rodeada de murallas y fosos, entre dos cerros, uno de diamante y otro de oro. Además, tendría lujosos templos y palacios, innumerables avenidas, torres y fortificaciones. Las cúpulas de sus torres y los techos de las casas, lo mismo que el pavimento de las calles, son de oro y plata. Además, una gran cruz de oro corona la torre de la iglesia y tiene una gran campana, cuyo tañido podría oirse en todo el mundo. Existe también allí un mapuchal (terreno plantado con tabaco) que no se agota jamás.

Sus habitantes son altos, blancos y barbados; visten capa y sombrero con pluma y usan armas de plata. En esta ciudad, nadie nace ni muere y nada puede igualar a la felicidad de sus habitantes. Los que allí llegan pierden la memoria de lo que fueron, mientras permanecen en ella, y si un día la dejan, se olvidan de lo que han visto. Si algún viajero la anda buscando, la tarea se hace difícil, ya que una espesa niebla cubre la ciudad y la corriente de los ríos que la bañan aleja las embarcaciones que se aproximan demasiado. Algunas personas aseguran que el día Viernes Santo se puede ver, desde lejos, cómo brillan las cúpulas de sus torres y los techos de sus casas. Según la leyenda, solo al fin del mundo se hará visible la fantástica ciudad; se desencantará, por lo cual nadie debe tratar de romper su secreto. (Versión basada en la recopilación de Oreste Plath).

Patagonia Chile
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